Ayer tuve el privilegio de dirigirme a los estudiantes del último curso del Grado de Fisioterapia de la UDC, a invitación del profesor D. José Luis Aristín que, como ya sabéis los asiduos a este blog, es buen amigo y apoyo incondicional de nuestra Asociación, así como un infatigable luchador en contra del intrusismo sanitario.
A lo largo de más de una hora, y tras una breve introducción del profesor Aristín, pude contarle a los futuros fisioterapeutas nuestra historia desde la perspectiva de una víctima, pero también desde la de la presidenta de una Asociación que lleva nueve años y medio esperando por un juicio que no da llegado, y nuestra particular cruzada que encabezo contra todo tipo de intrusismo en el ámbito de la Sanidad.
Y no, no sólo les hablé del conocido como "caso del falso médico de Ferrol", sino de la cantidad de vacíos legales y administrativos que permiten que casos de intrusismo se reproduzcan por toda la geografía española y en cualquier sector sanitario: fisioterapeutas, médicos, podólogos, odontólogos, dietistas, logopedas, psicólogos ... en todos.
Entre el profesor Aristín y yo les informamos que a través de diferentes Jornadas habíamos conseguido poner de acuerdo a todos estos sectores sanitarios para emprender un camino común que nos conduzca a la paulatina erradicación de esta lacra, plasmado en nuestro proyecto común del Observatorio.
Pero sobre todo quise transmitirles la importancia que tiene su trabajo, que en sus manos no sólo ponemos nuestros maltrechos huesos y músculos, sino también nuestra alma, porque cuando uno tiene un problema de salud es sin duda cuando más vulnerable está, y ahí es cuando los oídos, la mirada, la sonrisa, los ánimos de los profesionales sanitarios se convierten en la mitad de tu curación. Les hablé de esos magníficos profesionales (algunos profesores suyos) del Hospital de Oza que me levantaron de la silla de ruedas, que me enseñaron a caminar de nuevo, a levantarme del suelo sin ayuda, a valerme por mí misma ... esos profesionales que me devolvieron la autoestima y la seguridad, del mismo modo que ellos lo harán dentro de poco tiempo y podrán sentir la enorme satisfacción de saber que ese paciente jamás les va a olvidar.
Les animé a luchar también contra el intrusismo, pero sobre todo a no rendirse nunca, nunca.
Ayer para mí fue un día muy especial, quizás de los mejores que he vivido en estos nueve años y medio como presidenta de la AIMS. Muchos emocionados e interesados alumnos se me acercaron al finalizar para decirme que esto no lo olvidarían nunca ... pues yo tampoco, conmigo me llevo para siempre su atención, sus aplausos y su cercanía ... ¡¡Gracias chicos, mucha suerte!!
PD: Gracias profesor Aristín, seguimos en ello.
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