lunes, 24 de agosto de 2009

Desesperación.

A lo largo de todo este tiempo, sea de modo individual o colectivo, uno de los calificativos para definirnos que más hemos tenido que oir, quizás demasiadas, ha sido "desesperados".....y hoy me lo he topado de nuevo en el camino.
Según el Diccionario de la Real Academia en su primera definición señala que desesperado es "la persona que se encuentra sumido en la desesperación"; desesperación es "la pérdida total de la esperanza" y esperanza es "el estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos".
Pues así tal cual, NO, nosotros no fuímos a Coté y Gisbert "desesperados"; no habíamos perdido la esperanza, sino todo lo contrario la esperanza de mejorar en dolencias de diferente tipo (ninguna de ellas inicialmente mortal) nos condujo allí. Porque allí llegamos guiados por la fama de un médico que se había formado en EE.UU. y por las recomendaciones de muchas personas, entre ellas algún facultativo; guiados por esa fama de nuevas técnicas y fármacos de un exultante profesional seguro de sí mismo que además ejercía de médico 24 horas los 365 días al año, algo que ni el mejor de los especialistas a los que muchos habíamos recurrido nos podía ofrecer (y del sistema público y sus esperas de siempre mejor ni hablar). ¿O es que uno no busca para su salud siempre lo mejor? ¿sino por qué ante determinados diagnósticos pensamos en coger las maletas rumbo a Navarra, la Guttman, Houston o la Ruber por poner algunos ejemplos?; si es que es humano... cuando duele, le duele a uno.
Nosotros no fuímos ni a Lourdes (que no se ofenda nadie por favor), ni a un menciñeiro, ni a un quiropráctico, fuímos a un médico. ¿Desesperados? NO; ¿esperanzados? SI, esperanzados en dejar atrás fuertes tratamientos por unos menos invasivos, en olvidar las recalcitrantes lumbalgias, migrañas, ciáticas, acúfenos, vértigos, distensiones, hernias, tendinitis.......No estábamos desesperados, sólo queríamos mejorar: esperanza.
Pero la palabra desesperación tiene una segunda acepción " Alteración extrema del ánimo causada por cólera, despecho o enojo". Y desesperado es según el mismo Diccionario sinónimo de "desmoralizado, agobiado, atormentado, encolerizado, exasperado". Pues entonces SI, ahora SI es cuando estamos desesperados, pues "sentimos cólera, despecho y enojo" contra un individuo que jugó con nuestra vida, con nuestro dinero y con nuestra confianza; contra "alguien"(aún no sabemos quién) que no ejecutó la orden de cierre de su Clínica cuando debería haberlo hecho; contra quienes en definitiva han permitido toda esta atrocidad.
Pero a esa desesperación nos gusta llamarle indignación y para ésta no hay más que una respuesta: verdad y justicia. De nuevo tenemos esperanza, de nuevo confíamos.

4 comentarios:

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    1. Corregido, Cabreada dijo:
      Esther ya sé que es tu papel pero yo no estoy indignada ni desesperada yo es que tengo un cabreo de no te menees y cuando fuí a ese xxxxxxxx tampoco estaba desesperada me lo recomendaron mientras esperaba por una operación en la Seguridad Social por que era tan bueno que a lo mejor evitaba pasar por el quirofano

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  2. Espero que ahora el que no tenga ninguna esperanza sea él y que cada vez vea las cosas mas negras como nos las hizo ver a los demas.

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  3. Yo tampoco estaba desesperada cuando fui a Coté.
    Estaba apuntada en esas vergonzosas listas de
    espera de nuestra Seguridad Social cuando me
    hablaron de lo "buenísimo" que era un osteópata
    que hoy reside en la cárcel de Teixeiro. Era tan
    bueno que me aseguró que él podía evitarme la
    operación o , por lo menos, retrasármela diez
    años o más. Así que, cuando me llamaron para operarme, dije, por dos veces, que NO. A la ter-
    cera me borraron sin más contemplaciones. Así se
    reducen las listas de espera en este país. Volver a apuntarse significa volver a esperar
    eternamente, meses o años, y si mientras tanto
    una se muere, pues da igual. Una menos en la
    lista. De verdad ¿alguién se cree que los res-
    ponsables de Sanidad se preocupan por nuestra
    salud?. Compañeros, es hora de decir bien alto
    que hemos sido estafados doblemente: 1º:Por la
    Seguridad Social y 2º:Por el "doctor Coté". Es
    más los "doctores" de este calibre no tendrían
    nada que hacer si nuestra Seguridad Social se
    preocupara de reducir o eliminar esas horrorosas
    listas que nos desvian a médicos particulares,
    con títulos, o sin ellos. Eso da igual.Prueba
    de ello es que nuestro flamante "doctor" ejerció
    durante un montón de años como tal y NADIE se
    preocupó de cerrar su famosísima clínica.
    Por cierto, gracias a esas listas, los médicos
    con títulos de verdad también hacen su agosto.
    Algunos trabajan de mañana en el hospital y por
    las tardes cobran en su consulta particular 100
    euros simplemente por decirnos "hola". Es otra
    manera de estafar a la gente y tal vez Coté se
    inspiró en ellos para amontonar dinero.
    En fin, si la justicia no actua un poco más rápido, ¡que paren el mundo que yo me bajo!

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